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    El autor, toda su infancia, vivió en un barrio de casas bajas, algunas de material y otras prefabricadas. Con calles de tierra y árboles por doquier, muchos baldíos y chacras cercanas. Su cuadra, estaba enmarcada por la calle de los “tanos” y la calle de los criollos.

    Como todos los de su generación, se crió entre adultos que gustaban de reunirse familiarmente a menudo, y con abuelos (si los había), que a los 60 años ya se comportaban como auténticas reliquias. A éstos se les trataba de “usted”, y rara vez tenían tiempo para compartir con los niños, ya que siempre andaban mencionando sus achaques.

    En la actualidad la cosa es distinta, y muchos que promedian aún los 70 años son abuelos “jóvenes” en espíritu que aún siguen trabajando, juegan con sus nietos, o se ocupan de ellos con todo el amor que les pueden dar.

    Quizás en un afán de querer transmitir a los nietos algo de esa infancia feliz que muchos de estos mayores tuvieron, mediante la recreación atávica de los pasatiempos de esa niñez, a través de la práctica del juego, o de los cuentos de lo que vivieron, se formó enla mente del narrador  la idea de: que por suerte y seguramente haya muchos abuelos en su condición, que mediante la lectura de éstas páginas recuerden sus propias vivencias y recreen una infancia irremplazable como la etapa que fue. Ya sea para contar a sus nietos, o para su propio recuerdo de sus momentos vividos y guardados en un rinconcito de su corazón.

    El libro que el lector está por leer, es el segundo de la saga “Cuentos para abuelos”.


    CUENTOS PARA ABUELOS 2

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    El autor, toda su infancia, vivió en un barrio de casas bajas, algunas de material y otras prefabricadas. Con calles de tierra y árboles por doquier, muchos baldíos y chacras cercanas. Su cuadra, estaba enmarcada por la calle de los “tanos” y la calle de los criollos.

    Como todos los de su generación, se crió entre adultos que gustaban de reunirse familiarmente a menudo, y con abuelos (si los había), que a los 60 años ya se comportaban como auténticas reliquias. A éstos se les trataba de “usted”, y rara vez tenían tiempo para compartir con los niños, ya que siempre andaban mencionando sus achaques.

    En la actualidad la cosa es distinta, y muchos que promedian aún los 70 años son abuelos “jóvenes” en espíritu que aún siguen trabajando, juegan con sus nietos, o se ocupan de ellos con todo el amor que les pueden dar.

    Quizás en un afán de querer transmitir a los nietos algo de esa infancia feliz que muchos de estos mayores tuvieron, mediante la recreación atávica de los pasatiempos de esa niñez, a través de la práctica del juego, o de los cuentos de lo que vivieron, se formó enla mente del narrador  la idea de: que por suerte y seguramente haya muchos abuelos en su condición, que mediante la lectura de éstas páginas recuerden sus propias vivencias y recreen una infancia irremplazable como la etapa que fue. Ya sea para contar a sus nietos, o para su propio recuerdo de sus momentos vividos y guardados en un rinconcito de su corazón.

    El libro que el lector está por leer, es el segundo de la saga “Cuentos para abuelos”.


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